La fibrina rica en plaquetas (PRF) es un avance médico revolucionario derivado de la sangre del paciente, que contiene una alta concentración de plaquetas, factores de crecimiento y proteínas curativas. A diferencia del plasma rico en plaquetas (PRP) tradicional, la PRF implica un proceso más sofisticado y natural, que permite la creación de una matriz de fibrina que promueve la regeneración tisular y acelera el proceso de curación. Las inyecciones de PRF que se utilizan para rejuvenecer la piel se elaboran a partir de su propia sangre y una matriz proteica llamada fibrina. Una vez extraída, se convierte en un gel compuesto por una alta concentración de glóbulos blancos, fibrina y células madre (factores de crecimiento). A medida que envejecemos, perdemos volumen en el rostro, debajo de los ojos, en las mejillas y alrededor de la boca. Esto se debe a la pérdida de colágeno y elastina. Para estimular la producción de colágeno, tensar la piel flácida y devolverle volumen al rostro, existen opciones no quirúrgicas, entre ellas, rellenos dérmicos, liftings con hilos, láseres y plasma rico en plaquetas (PRP) y fibrina rica en plaquetas (PRF).
El PRF se obtiene extrayendo una pequeña muestra de sangre del paciente, que luego se centrifuga sin la adición de anticoagulantes u otros productos químicos. Este proceso da como resultado la separación de la sangre en capas, y el coágulo de PRF se forma en la capa intermedia. A diferencia del PRP, el PRF contiene una mayor concentración de plaquetas y leucocitos, incrustados dentro de una red de fibrina que actúa como un andamio para la regeneración tisular. Una vez inyectados, los factores de crecimiento del PRF estimulan los fibroblastos, que son células responsables de la producción de colágeno y elastina. El colágeno es una proteína estructural de la piel que proporciona firmeza y elasticidad. Al promover la síntesis de colágeno, el PRF ayuda a mejorar la textura de la piel, reduciendo la aparición de arrugas, líneas finas y cicatrices. El PRF promueve la angiogénesis, que es la formación de nuevos vasos sanguíneos. Un mejor suministro de sangre a la piel mejora su salud y vitalidad, dándole un brillo natural y radiante. Una mejor circulación también ayuda en el proceso de curación y el rejuvenecimiento general de la piel.
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Curación acelerada: la PRF estimula los procesos naturales de curación del cuerpo, lo que puede reducir el tiempo de recuperación hasta en un 50 % en algunos casos.
Rejuvenecimiento facial natural: la PRF promueve la reparación de la piel, lo que da como resultado una apariencia más joven y radiante debajo de los ojos.
Riesgo reducido de reacciones alérgicas: dado que la PRF se deriva de su propia sangre sin el uso de anticoagulantes, el riesgo de reacciones adversas es mínimo, lo que la convierte en una opción segura para muchos pacientes.
Tono y textura de la piel mejorados: los tratamientos con PRF pueden mejorar el tono general de la piel, reducir la apariencia de las cicatrices del acné y brindar un brillo natural, lo que contribuye a una tez más uniforme y vibrante.
Mínimamente invasivo con mínimo tiempo de recuperación: los procedimientos PRF no son quirúrgicos y requieren un tiempo de recuperación mínimo, lo que permite a los pacientes reanudar sus actividades diarias poco después del tratamiento.
Cicatrización de heridas: la PRF promueve la cicatrización natural de las heridas al mejorar la regeneración de los tejidos y acelerar el proceso de curación.
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